La proyección de la primera película de la muestra al aire libre inauguraba el certamen de filmes de mujeres y también la temporada de cine de verano. Temperatura ideal, ambiente cinéfilo y curioso; las sillas preparadas para la ocasión que se llenaron en menos de 15 minutos y, al empezar, silencio absoluto en toda la plaza, todos preparados y predispuestos a disfrutar de la película Siempre Feliz dirigida por Anne Sewitsky.
Siempre Feliz (Noruega, 2010) – Anne Sewitsky
El escenario de esta simpática historia romántica se sitúa en un pequeño pueblo de Noruega, donde vive Kaja, interpretada por una espléndida y feliz Agnes Kittelsen, con su marido y su hijo. La llegada inesperada de un matrimonio que, con un niño adoptado, se instalan en la casa de enfrente, sumados los posteriores encuentros y desencuentros entre las dos parejas, ayudan a Kaja a reaccionar, a ver más allá de su nube de felicidad permanente recuperando la autoconfianza que nunca tuvo, llegando al punto de plantearse vivir para ella misma y no a través de los demás, tal y cómo había hecho hasta ese momento.
La amistad entre las dos parejas se desarrolla paralelamente a la de los niños, quienes al margen de todo, forjan una inocente y sincera -pero a la vez desconcertante- relación en la que el racismo se convierte (peligrosamente) en un juego de niños.
El cuarteto musical que, entre secuencia y secuencia, nos regala un tema a voces a modo de narrador de una obra teatral, mantiene el tono de la historia así como una estructura que tiene como protagonista la música.
Anne Sewitsky nos regala un film alegre, optimista y musical. Un modesto pero logrado retrato de algunos comportamientos de la sociedad contemporánea a través de estos cuatro personajes y un escenario de cuento.
De cierta manera (Cuba, 1974) – Sara Gómez
En la Filmoteca de Cataluña, la proyección de De cierta manera recuperó la ópera prima de Sara Gómez, una obra cuyo lenguaje transgresor y innovador para la época y el lugar en la que fue creada, la Cuba de 1974, nos explica los cambios sociales tras el triunfo de la revolución cubana, en 1959, en un grupo marginal de la población.
Técnicamente imperfecta pero con las intenciones muy claras, esta obra es la primera incursión en la ficción de la directora, aunque lo entrecruza con el género documental: el naturalismo, la participación de personajes reales, los testimonios verídicos, o el narrador que aparece solo al principio, son algunas de las claves del género documental que Sara Gómez utiliza en su película.
La reforma de un antiguo barrio marginal cubano es, a la vez, el telón de fondo de la historia y su protagonista. Los personajes principales de la ficción son dos de los agentes activos en esta transformación del barrio y, con ella, el intento de transformación de la sociedad que lo habita: un obrero y una profesora que se conocen y se enamoran.
Con la voz en off del inicio, y con tono completamente didáctico, Sara Gómez nos introduce en la situación marginal del barrio de Miraflores, plasmando también los cambios sociales que se estaban produciendo a toda velocidad en la Cuba post revolucionaria. Temas como la situación de desplazamiento del barrio respecto al sistema de producción, el bajo nivel educativo y la conservación de la cultura tradicional vuelven a aparecer de nuevo en la parte de ficción, en conversaciones o situaciones en las que se encuentran los personajes.
La autenticidad y naturalidad de los dos actores contribuye a la buena integración de la ficción dentro del documental. Así pues, el carácter fuerte, seguro y de mentalidad moderna de la profesora es un guiño al feminismo, postura con la que la directora se sentía muy identificada. Una obra fresca, breve, con diálogos cómicos y muy valorada dentro del cine cubano por su lenguaje y pretensiones.
Attenberg (Grecia, 2010) – Athina Rachel Tsangari
Es de alabar que haya directores de cine en Grecia intentando tirar adelante proyectos desde su país, y buscando atención internacional por algo más que por el desmorone en el que se encuentran, en un momento en que el apoyo a las artes y a la cultura es prácticamente inexistente y en consecuencia, todo el sector creativo del país está emigrando en busca de lugares donde obtener recursos para seguir creando.
De la misma procedencia que la reciente Alps de Yorgos Lanthimos (de la que la directora de la película que nos ocupa participó como productora), salida del mismo contexto, llevada a cabo con circunstancias parecidas y con un lenguaje en ambos casos muy personal y peculiar, Athina Rachel Tsangari nos presenta Attenberg , una obra totalmente introspectiva, en cuanto al mundo interior de sus dos protagonistas se refiere y también al del estado de ánimo del país, más indirectamente.
Marina vive con su padre, un arquitecto que padece una enfermedad terminal, en una pequeña ciudad industrial de la costa. Las únicas personas con las que se relaciona son su padre y su amiga Bella, con quién comparte una relación de amor y odio. Marina pasa horas mirando documentales de animales, a quienes parece entender mejor que a los propios humanos, especie con la que no se siente identificada y de la que ha decidido apartarse voluntariamente. Justo en el momento en que su padre se está preparando para la muerte, aparece un chico en la ciudad quién despertará en Marina las ganas de experimentar en materia de relaciones humanas.
La relación entre Marina y su padre, sin despojarse del todo de esta barrera de frialdad y apatía que envuelve a todos los personajes, es quizás la más cercana, por la unión que existe entre ambos. Por su parte, la fotografía muestra con fidelidad y precisión la desolación del paisaje y de los personajes. Los juegos sin sentido de las dos amigas y sus incomprensibles salidas dan un contraste, a través del humor absurdo, al tono melancólico y gris de la historia.
Agnès de ci de là Varda (Francia, 2011) – Agnès Varda
Berlín, Río de Janeiro, O Porto, Venecia, Los Ángeles o Ciudad de México son algunas de las ciudades a las que Agnès Varda viaja con su videocámara y de las cuales rescata lugares, personajes y sobretodo situaciones, con las que, a modo de pequeñas piezas de un diario personal, construye una narración para regalarnos, desde su visión personal, experiencias sobre arte, cine y sus creadores.
Estas historias han sido editadas formando 5 capítulos de 45 minutos cada uno, que funcionan tan bien individualmente como en conjunto. La introducción de cada pieza consta de una poética imagen audiovisual en la que las ramas de un tronco rebrotan en el jardín de Varda y, poco a poco, entre idas y venidas de la artista, van creciendo representando el paso del tiempo.
En sus viajes, Varda participa como espectadora activa de sus experiencias, y de cada una de ellas extrae una sugestión, una reflexión, una idea o incluso a veces una pieza de arte. Rescato algunos momentos como la breve interpretación cinematográfica sobre las vidas de unos personajes que aparecen en una fotografía que cae en las manos de la cineasta por azar; los retratos rotos a partir de un espejo hecho añicos; o su representación en dos planos del mar, uno estático y el otro en movimiento.
Personajes de la talla de Manuel de Oliveira, Miquel Barceló, Christian Boltanski o su mujer, Annette Messager, nos abren las puertas de sus casas, talleres o personalidades, en breves fragmentos de conversaciones que mantienen con Varda en las que nos llevan a situaciones tan interesantes como un happening en el que Barceló juega con el barro y la maleabilidad de esta materia, o los secretos de convivencia entre una pareja de artistas reconocidos.
Curiosa por naturaleza, Varda nunca se queda con una pregunta en la cabeza, con lo cual siempre saca algún aprendizaje de sus encuentros, aprovechándose de su divertido físico y su simpática y tierna sonrisa, con los que allí donde va es recibida con los brazos abiertos. En resumen, Varda nos regala su diario personal y construye a partir de este, unas obras frescas, divertidas y interesantes transmitiéndonos sus ganas de conocer y inspirándonos a ir por el mundo con una mirada más atenta.
Golden Eighties (França, 1986) – Chantal Akerman
Este musical romántico tiene lugar entre las paredes de un modesto centro comercial parisino, en donde parece que los personajes que allí trabajan, entre la tienda de ropa, la peluquería y el bar, no se preocupan de otra cosa que del amor.
Así resulta que tanto los diálogos como las letras de las canciones, intencionalmente de lo más simples y absurdas, así como la caracterización de los personajes, cuentan con todo lo kitsch y “ñoña” de la estética de los ochenta pero también con lo ridículo y divertido que toda esta moda conlleva a ojos del público actual.
A todo esto el espectador responde con risas a algunos diálogos o números musicales, como el divertido número de la peluquería en que las chicas cotillean sobre el rollo de la noche anterior de Robert y Lili, y que termina con la aparición de la afectada prometida de Robert, Mado, delante de la cual las chicas dejan de cantar y vuelven a sus tareas intentando ocultarle la verdad.
Los colores, decorados y bruscos movimientos de cámara le dan más intensidad a esta estética ochentera, cuyo guión lleno de estereotipos llega a rozar la parodia, dando la sensación que la obra se ríe de si misma.
El Tesoro de América – El Oro de Pascua Lama (Chile, 2010) – Carmen del Castillo
Magnífico documental y ejercicio de investigación que lleva a cabo Carmen del Castillo, quien junto a su reducido equipo de trabajo nos acercan a la explotación minera de oro en Chile. Con una amplia lista de interlocutores, la directora pretende recoger testimonio de todas las posturas e intentar llegar a crearse una opinión propia acerca del conflicto.
En pleno desierto de Atacama, en el valle de Huasco, se alberga la mayor reserva de oro del planeta. Para la explotación de esta reserva es necesario usar productos muy tóxicos como el mercurio, el arsénico o el cianuro. Debido a estos productos, el riesgo de que se contamine el agua del río que riega todo el valle es demasiado alto, considerando que se podría acometer un daño irreparable a este paraje natural y a su ecosistema, de valor incalculable. Así lo denuncia este trabajo, pues tal y como dice un testimonio afectado por el proyecto: “si se daña esto, no habrá forma de repararlo, no habrá nadie dispuesto a poner dinero para recuperarlo”.
Inevitablemente, la valoración se decanta con facilidad hacia los agricultores afectados y en contra del proyecto, aunque se llegan a entender ciertos razonamientos de los empresarios de la multinacional canadiense Barrick Gold o de algunos empresarios que dejaron de lado sus ideales para subirse al tren de la globalización.
No dejan de sorprender los testimonios de algunos trabajadores chilenos que, debido a su bajo nivel de cultura y a su pobreza, acaban aceptando con buena cara, hasta convenciéndose de que es algo positivo para la población, el proyecto que puede destruir su tesoro patrimonial, ya sea por promesas de trabajo o avances tecnológicos que, aunque a ojos del espectador europeo se ven ridículos, significan mucho para ellos.
Las imágenes de los paisajes son de una belleza salvaje, todas ellas contienen poesía; de ahí que se cree un contraste tan chocante con las imágenes de las excavadoras atacando dicho paisaje. La música ayuda a realzar este discurso, apoyando la grandilocuencia de la imagen y fundiéndose a la perfección con esta.
La selección de los personajes, protagonistas principales del conflicto, está cuidadosamente elegida para intentar mostrar las opiniones más plurales y representativas posibles. Sin duda, una película que no deja indiferente, sino más bien al contrario, obliga al espectador a participar del dilema y a tomar una postura al respecto, a reflexionar sobre las visiones del mundo que se plantean y que desgraciadamente no dejan de ser irreconciliables.
Ferida Arrel: Maria-Mercè Marçal (film colectivo, 2012)
Un proyecto que surge del azar, 22 directoras y una inspiración común: la figura y poesía de Maria-Mercè Marçal. De esta combinación surge el homenaje a esta poeta, en forma de 22 piezas muy personales que se inspiran en sus poemas para reflexionar sobre temas importantes en la vida de la autora, que esta comparte con tantas otras mujeres, como son la maternidad, el cuerpo, el arraigamiento a la tierra o el enfrentamiento a la muerte.
La primera historia despierta la curiosidad del espectador, gracias a una propuesta que usa el lenguaje de la danza contemporánea para hablar del cuerpo de la mujer, de su origen y su relación con la tierra, la naturaleza, a través de una poética danza en la que una bailarina se integra y se funde con las ramas de un árbol.
Le sigue la pieza de Judith Colell. En esta, de la forma más didáctica posible, nos presenta a modo de introducción la vida y obra de la poeta, acercándose a ella des del punto de vista de dos adolescentes que realizan un trabajo de instituto sobre esta.
También cabe destacar el trabajo de Rosa Vergés, en el que Anna Lizaran recita un poema de Maria-Mercè Marçal. Después de la contundente frase “la vida se le escapó por el pecho” esta da paso a una sucesión de obras de arte de todas las épocas y estilos artísticos, representando a mujeres mostrando uno o los dos pechos en alusión a la feminidad, la maternidad o, en algunos casos, la enfermedad.
De gran valor es la aportación que la hija de la poeta, Heura, hace para tirar este proyecto adelante. Los poemas que Maria-Mercè Marçal dedicó a su hija son abundantes y algunas de las directoras han querido plasmar este amor maternal. Por ejemplo Lydia Zimmerman, quien utiliza algunas imágenes de archivo sobre la pequeña Heura jugando con un vestido blanco en la terraza de su casa. En otra pieza, Heura y una amiga de su madre reconstruyen el momento del parto de esta a través de un álbum de fotos, la vivencia en directo de la amiga que lo presenció y los recuerdos de lo que le habían contado a Heura.
A través de estas historias, unidas por Fran Ruvira y acompañadas por la preciosa voz de Sílvia Pérez Cruz, que convirtió en canciones algunos de sus poemas, se nos ofrece la oportunidad de acercamos a esta figura de un modo íntimo y profundo. Maria-Mercè Marçal fue capaz, a través de la escritura, de plasmar vivencias y sentimientos que muchas mujeres de distintas generaciones han vivido y sentido y que aún muchas más mujeres compartirán en el futuro. Esta variedad generacional la encontramos también en estas 22 directoras, cada una de las cuales ha escogido un poema y nos ha regalado una pieza universal.
UFO in Her Eyes (Alemania, 2011) Xiaolu Guo
La clausura de la Muestra tuvo lugar en la plaza Salvador Seguí, donde se encuentra la Filmoteca de Catalunya. Se escogió para la ocasión la película china UFO in Her Eyes , con la presencia de la directora, Xiaolu Guo, que nos presentó brevemente su película en un discurso en el que poco nos desveló sobre su argumento, sino que más bien se trató de una declaración de intenciones y una aproximación al contexto del cual había nacido la idea.
Una tarde calurosa, la vida de una anónima mujer china cambia abruptamente cuando cree ser testigo de la aparición de un ovni sobre el cielo. La líder de su pueblo se aprovecha de este acontecimiento para impulsar la economía local, afectada gravemente por la pobreza. Pero su ambición no tiene límites y los cambios transforman drásticamente el pueblo y su entorno, destruyendo todo lo que entorpece este crecimiento desmesurado.
Con una gran carga crítica completamente explícita, y un detonante tan peculiar como casual y absurdo, esta historia va introduciendo, a menudo de forma caricaturesca pero siempre inspirándose en la realidad, el desarrollo de China en sus últimos 25 años y el fuerte impacto de la inexistente transición entre el comunismo y un brutal capitalismo. Todo ello se escenifica en un pequeño pueblo de agricultores, ambiente perfecto para mostrar de forma más impactante este choque evolutivo tan fuerte que pisoteó a tantos individuos indefensos, anteponiendo el desarrollo de la nación a sus individuos.
Vale la pena mencionar la gran calidad de la fotografía, pues llama la atención desde el primer plano de la película. La fantasía y la realidad no dejan de rozar sus límites en esta historia, pues aunque parece que la primera se antepone, la segunda acaba ganando terreno en un final tan metafórico como abierto, en el que los dos personajes intentan escapar de la fiebre de la sociedad capitalista y construir un futuro empezando de cero.
Con esta película nos hemos despedido un año más de la Muestra, con un gran éxito de público y los objetivos cubiertos. En esta 20 edición se ha demostrado una vez más la consistente trayectoria del certamen, con un público fiel tanto masculino como femenino, interesado en descubrir año tras año la obra de más directoras de cine y de todas partes del mundo. Sin duda, la muestra se ha convertido también en un espacio cultural y una plataforma de exhibición alternativa, cada vez más comprometida con el debate sobre los procesos creativos.